sábado, 19 de mayo de 2007

"El lado B de Prat"


Siguiendo con las reflexiones que compartimos el viernes aca algunas cosas interesantes sobre este hombre que se convirtió en héroe...

La modesta cuna de mimbre y no de oro del personaje es la VIII Región. Nace el 3 de abril de 1848 en Ninhue, un caserío de 5 cuadras, comuna de Quirihue, ubicado entre Chillán, Cauquenes y Parral.
Anotan las crónicas que en la Hacienda San Agustín de Puñual. Quizás por ese motivo su nombre inicial es Agustín y luego se anota Arturo.
Se trasladará después a Santiago viviendo en Providencia entonces periferia rural: De allí va a una escuela pública sostenida por la Sociedad de Instrucción Primaria . Está ubicada en una calleja que también asumía el nombre de San Diego. Hoy en su honor es conocida no "Prat", sino "Arturo Prat" y se extiende de Alameda al sur hasta el Matadero.
Hijo de planteles que proporcionan educación gratuita, Prat apenas finalizado el ciclo básico, aun preadolescente, aparece matriculado en la Escuela Naval. Su manager es un tío políticamente inquieto y con relaciones sociales. Ya existe la fotografía y hay unas instantáneas muy hermosas. Se le ve, con apenas 10 años e indumentaria de cadete.
Como guardiamarina interviene en hechos bélicos con cierta simbología. En la Guerra contra España (1865-1866), y en el combate naval de Papudo que implicó la captura de la goleta Covadonga. No es todo, la escuadra aliada que representa a las repúblicas andinas de Sudamérica choca en el archipiélago de Chiloé y se libra el combate naval de Abtao. En tal hecho de armas participan tripulaciones chilenas y peruanas y la nota curiosa: son oficiales quienes se enfrentan, casi tres lustros más tarde en la rada de Iquique.


METAS E INQUIETUDES
Entre lo no castrense de Prat se destaca que rinde exámenes libres en el Instituto Nacional. Ello le permitirá matricularse en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Casa de Bello y obtener la licenciatura en Derecho. A los 28 años la Corte Suprema de Justicia presidida por Manuel Montt -a la sazón ex jefe de Estado- le confiere el título de abogado. Su tesis -"memoria" en la terminología impuesta por Andrés Bello y vigente hasta hoy- es Observaciones sobre la Ley Electoral Vigente. Al revisarla, sorprende el espíritu crítico del autor. Allí enjuicia las prácticas espúreas de los legisladores de la época en orden a aceptar cargos dispensados por el Poder Ejecutivo. Prat propondrá incompatibilidades parlamentarias para así garantizar la autonomía de ambos poderes públicos.
Hay otros datos que indican que palpita el ciudadano tras el militar. En política económica se contrata a un francés, Juan Gustavo Courcelle Seneuil, al cual se le confía la cátedra de Economía Política en la Universidad de Chile y es designado también asesor del Ministerio de Hacienda. Es una especie de Milton Friedman de la época y, por ende, entusiasta del liberalismo económico ante el cual -como se sabe- reaccionará sin éxito- medio siglo después Balmaceda.
Prat exhibe arista contestataria al adherir a las doctrinas proteccionistas del estadounidense Enrique Carlos Carey y estudia el "Tratado de Ciencia Social" que, con seguridad, antecede al alemán Federico Lizt, autor del "Tratado nacional de Economía Política" que da fundamento al nacionalismo económico.
Su sensibilidad social y preparación académica lo empuja a oficiar de docente de artesanos y operarios en la Escuela "Benjamín Franklín", presumiblemente sostenida por la entonces masonería porteña, aunque su condición de devoto católico nadie la discute. Allí enseña -a nivel básico- Etica, Cosmografía y Botánica.
Ya se había echado encima del uniforme la toga magisterial en la Escuela Naval dando cátedra de materias propias de la ciencia náutica. Otro desempeño -también en cierto modo atípico, o al menos poco conocido- es una misión que le encomienda el Servicio de Inteligencia Naval SIN. Hay fricciones en 1878 con Buenos Aires derivadas de la ausencia de hitos limítrofes en la XII región, específicamente en Tierra del Fuego. Buenos Aires prepara su Campaña del Desierto que antecede a nuestra Pacificación de la Araucanía y el general Roca se propone alcanzar hasta el extremo austral.
Así el SIN convierte en espía a Arturo Prat para que informe sobre los preparativos trasandinos de empujar las fronteras hacia el sur. Se domicilia en Montevideo y despacha a Valparaíso, con regularidad, informes atinentes a la flota trasandina. La capital uruguaya le permite visitar, de modo frecuente, Buenos Aires. Al finalizar su tarea -en parte porque lo detectan y también por el plan de La Moneda en orden a apropiarse de covaderas y salitreras de Bolivia- regresa. Allá opera camuflado como periodista o doctor. Esto último se deriva de su condición de abogado.
Al regresar, con singular probidad extiende un informe por escrito de sus gastos y reintegra dineros no ocupados. Algo hoy verdaderamente sorprendente.
Las hostilidades implican movilización de la Armada. El traslado de tropas supone barcos. Los oficiales navales marchan en campaña. Prat, sin embargo, por meses queda archivado. El Alto Mando, como se diría hoy, "no lo pesca ni en bajada". Aunque ha estado "embarcado" e intervenido en la Guerra contra España y viajado a la Polinesia e incluso, en 1868, lleva a Perú auxilio para damnificados de un sismo, no es valorado para acciones bélicas.
El estilo retraído y, por ende, ajeno a la jarana y el título de jurista, su interés por la lectura -hay testimonios de su afición por El Quijote de la Mancha-son factores que empañan su imagen como militar. También su transitorio desempeño en el SIN lo separa de sus pares y contribuye a su mala fama de "marino literato" u "oficinesco", sin decirlo, lo evalúan un "semicucalón". Esos estigmas lo mantienen "anclado".
Su hora llegará después. Al fin es movilizado y se le confía la corbeta "Esmeralda" para bloquear el peruano puerto de Iquique. Lo acompañará su condiscípulo Carlos Condell de La Haza, a la sazón, hijo de peruana y de una familia de Piura, la misma ciudad natal de Grau.
Ambos barcos, con sus respectivos jefes, deben impedir que se acerque la escuadra peruana. No obstante, como se sabe, en la madrugada del 21 de mayo se asoman los blindados de la Marina de Guerra de Perú. Tanto Grau como Prat pronuncian arengas. Ambos textos conservados. El combate, por cierto es desigual y Prat muere al intentar abordar el acorazado. Grau confiesa su amargura en misiva a esposa del héroe: "en el fragor del combate no pude impedir que fuese acribillado", escribe.
Los espolonazos del monitor en Talcahuano hunden a la "Mancarrona" como se apodaba con afecto a la corbeta.
Prat acata hasta el fin la orden de bloqueo. No hay marcha atrás. Rechaza izar bandera blanca. Pareciera que gritara como ex alumno de Derecho "¡a lo hecho, pecho!"

1 comentario:

Anónimo dijo...

excelente relato. de verdad muchos datos ineditos y sabrosos...espero despues de una lectura critica y reflexion no volvamos a escuchar: "no voy a reunion o no voy a campamento porque me dio lata"